Revelaciones sobre el Infierno

Las siguientes son revelaciones reales del el Infierno, tomados de visiones de Santos, personas aún vivas y escritores que han recopilado estos datos. Las he tomado de fuentes realmente creíbles, calificadas y aceptadas por la Iglesia.

De poco valdría describir como es el Infierno si no hacemos nada por evitarlo. Igualmente debemos evitar el Purgatorio llevando una vida santa. Podemos y debemos ayudar a nuestros hermanos moribundos orando y haciendo sacrificios por ellos para que salven su alma y no lleguen a ese lugar.

Hermano mío la idea de este escrito es que te convenzas de que ese lugar existe y de que si Dios ha permitido que algunas personas tengan esas visiones es para pedirnos que con todos nuestros actos evitemos el Infierno, que es un lugar de castigo ETERNO, de ahí no se sale, no hay esperanza de salida.

Recuerda que La Salvación o La Condenación son para la eternidad.



Visiones del Infierno:

            1) Jesús Quintero Tabares

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2) Los Pastorcitos de Fátima
(Jacinta, Francisco y Lucía.)

a) Meditación sobre el Infierno y la eternidad:
“Un día llegamos con nuestras ovejas al lugar escogido para pastar, Jacinta se sentó pensativa en una piedra.

- Jacinta ven a jugar

- Hoy no quiero jugar

- ¿Por qué no quieres jugar?

- Porque estoy pensando así: aquella Señora nos dijo que rezásemos el Rosario e hiciésemos sacrificios por la conversión de los pecadores. Ahora cuando recemos el Rosario tenemos que rezar las Avemarías completas y el Padrenuestro entero. ¿Y que sacrificios podemos hacer?

Francisco pensó enseguida en un buen sacrificio:
- Vamos a darle nuestra comida a las ovejas y así haremos el sacrifico de no comer.

En poco tiempo, habíamos repartido nuestro fiambre entre el rebaño. Y así pasamos un día de ayuno más riguroso que el de los austeros cartujos. Jacinta seguía pensativa, sentada en su piedra y preguntó:

- Aquella Señora también dijo que iban muchas almas al infierno. ¿Pero que es el infierno?

- Es una cueva de bichos y una hoguera muy grande (así me lo explicaba mi madre) y allá van los que cometen pecados y no se confiesan y permanecen allí siempre ardiendo.

- Y ¿nunca más salen de allí?

- No

- ¿Ni después de muchos años?

- No, el infierno nunca se termina.

- Y ¿el Cielo tampoco acaba?

- Quien va al Cielo nunca mas sale de ahí.

- Y ¿Y el que va al infierno tampoco?

- ¿No ves que son eternos, que nunca se acaban?

Hicimos por primera vez en aquella ocasión, la meditación del infierno y de la eternidad. Tanto impresionó a Jacinta la eternidad que a veces jugando preguntaba:

- Pero, oye ¿después de muchos, muchos años, el infierno no se acaba?

Y otras veces:

- ¿Y los que allí están, en el infierno ardiendo, nunca se mueren? ¿Y no se convierten en ceniza? ¿Y si la gente reza mucho por los pecadores, el Señor los libra de ir allí? ¿Y con los sacrificios también? ¡Pobrecitos! Tenemos que rezar y hacer muchos sacrificios por ellos.

Después añadía
- ¡Que buena es aquella señora. Ya nos prometió llevarnos al Cielo!

b) Visión del Infierno:
Las siguientes son palabras de Lucía, una de las tres pastorcitas que vió a la Virgen en Fátima:

“El Secreto recibido el 13 de julio de 1917 en Fátima consta de tres cosas distintas, de las cuales voy a revelar dos. La tercera ha sido enviada al Papa y reposa en los archivos del Vaticano.

La primera fue, pues, la vista del Infierno.
Nuestra Señora nos mostró un grande mar de fuego que parecía estar debajo de la tierra.

Sumergido en el fuego, los demonios y las almas, como si fuesen brasas que fluctuaban transparentes y negras y bronceadas, con forma humana que fluctuaban en el incendio, llevadas por las llamas que de ellas mismas salían, juntamente con nubes de humo que caían hacia todos lados, parecidas al caer de las pavesas, en los grandes incendios, sin equilibrio ni peso, entre gritos de dolor y gemidos de desesperación que horrorizaba y hacía estremecer de pavor.

Los demonios se distinguían por sus formas horribles y asquerosas de animales espantosos y desconocidos, pero transparentes negros.

Esta visión fue durante un momento, y ¡gracias a nuestra Buena Madre del Cielo, que antes nos había prevenido con la promesa de llevarnos al Cielo. ¡De no haber sido así, creo que hubiésemos de muerto de susto y de pavor!

Inmediatamente, levantamos los ojos a Nuestra Señora que nos dijo con bondad y tristeza:
- Visteis el infierno a donde van las almas de los pobres pecadores. Para salvarlas, Dios quiere establecer en el mundo, la devoción a mi Inmaculado Corazón. “



3) Malachi Martín:

Esta no es una visión del Infierno pero lo que sigue nos dá una muestra del espanto de demonios que ven algunos Sacerdotes exorcistas en pleno rito de expulsión de un espíritu infernal.

Malachi Martín es Sacerdote Jesuita, fué profesor del Instituto Bíblico Pontificio en Roma, estudió Teología en Lovaina habiéndose especializado en los Rollos del Mar Muerto. Recibió su Doctorado en Lenguas Semíticas, Arqueología e Historia Oriental.

Ha escrito varios libros entre los cuales está “El Rehén del Diablo” donde relata detalladamente casos reales de exorcismos. De ese libro se extrae este párrafo donde un exorcista no quiso contar exactamente lo que vió por lo impactante que fué y solo se limitó a dar un pequeño comentario:

“Aun hoy el Padre Hearty (exorcista) se muestra renuente a entrar en detalles acerca de lo que el poseso y el vieron en ese momento. De las grabaciones del exorcismo se desprende claramente que se trataba de alguna visión del espíritu maligno que atormentaba al poseso.

El Padre Hearty dio la mas cercana medida que yo he podido obtener del carácter de aquello que ambos vieron cuando comentó que solo porque parte de la humana alegría se había endurecido en el, le había sido posible ver a ese espíritu maligno y, para repetir sus palabras: no sufrir un ataque cerebral o un ataque cardíaco o quedar impedido para siempre.

Al parecer, fue una visión como de una masa de sufrimiento y castigo, iluminada y brillante de odio y de maligno desprecio. Era como un ángel que había sido condenado a la pena eterna por el Amor mismo y que solo crecía en su odio al amor a medida que incrementaba su pena con lo infinito de la eternidad. La condenación sin forma alguna de alivio”.

En el mismo libro se relata otro caso de exorcismo en donde el exorcista (el Padre David) vió en su mente la imagen del espíritu maligno:

“Un rostro y un cuerpo de sátiro (monstruo con cuerpo velludo y cuernos y patas de macho cabrío) surgieron en la imaginación del Padre David... tan real que lo vió con los ojos de su cuerpo.

Estaba desnudo. Obscenamente destaparrado, bulboso. La nariz apuntaba en una torcida dirección. Los ojos miraban en direcciones opuestas. La boca en una mueca sonriente, espumante, torcida. De la garganta brotaban ahogadas carcajadas de locura.

Prendían de su pecho pesados senos de mujer llenos de verrugas, de colgantes pezones, de color sanguinolento, y apuntaban como si fueran dos penes gemelos. Las piernas separadas, manchadas de sangre y esperma.

Una pezuña doblada hacia la ingle, a la que rascaba y frotaba con frenesí. Dedos torcidos, irregulares, con uñas rotas que arrancaban mechones de pelo y hacían crudos gestos. Plastas de excremento seco en el trasero.El Padre David sintió el pestilente hedor de cloacas y letrinas.”